Economía en urgencias

Segunda o tercera ronda de lanzamientos de libros de Economía de esta larga crisis. Llama la atención Economía de Urgencia, firmado por Jorge Juan, el seudónimo que utilizan los economistas de Fedea (cuya sede está en la calle Jorge Juan de Madrid). Esta obra cerraría lo que podemos llamar parte explicativa de la crisis, donde muchos autores –Abadía, Rodríguez Braun, Rallo, Lacalle, Díez, Niño Becerra– han exhibido sus dotes pedagógicas para explicar cómo llegamos hasta aquí.

Ahora tenemos un nuevo conjunto de libros sobre la crisis que son de corte más normativo e ideológico. El propio texto de José Carlos Díez (Hay vida después de la crisis), ya se apuntaba a este fenómeno. También está en librerías Una alternativa progresista de Jonás Fernández y el 12 de noviembre se presentará Viaje a la Libertad Económica de Daniel Lacalle. A esto hay que sumar la obra testimonial de Pedro Solbes, que se presenta el 19 de noviembre, y la del ex presidente Zapatero, el martes 26.

Pero Economía de Urgencia resuelve de una manera sencilla y con claridad las dudas que sobre la crisis puede aún tener cualquier ciudadano. La razón es simple, el libro se elaboró a partir de los encuentros de economistas de Fedea con estudiantes de Bachillerato celebrados en la primavera de este año. De sus inquisiciones nacieron estas respuestas.

El resultado está ordenado en 11 breves capítulos y muy bien escrito. Se atiende aquí a cuestiones como los fallos para predecir la crisis hasta cómo acabar con el paro juvenil, pasando por la corrupción política. Incluso para los expertos, salen aquí a la luz datos reveladores de nuestra situación: cómo, por ejemplo, el fútbol es un sistema que selecciona talento en España de manera mucho más eficaz que universidades y empresas, o cómo el férreo control que ejercen los partidos sobre las instituciones que deberían vigilarlos lastra nuestras posibilidades de desarrollo.

Pero hay una afirmación en esta obra que chirría. Dicen los autores, al referirse a la burbuja inmobiliaria, que «los bancos alemanes nos compraban cédulas hipotecarias y presionaban a los bancos españoles para que invirtieran en viviendas» (p. 128). Nunca he visto evidencia –instrucciones, informes, etc– que demuestre esas presiones y apoye este juicio de intenciones. La banca alemana, como la francesa y la de otros países con exceso de ahorro, acudió a las hipotecas españolas como a un panal de rica miel. Y su actitud fue tan procíclica como la de todos los agentes implicados. Sugerir que la debacle inmobiliaria española correspondió a un diseño alemán para rebajar nuestra responsabilidad resulta impropio de este libro.

La lectura de Economía de Urgencia deja una lección muy clara: el igualitarismo como lo hemos entendido en España es un freno para nuestras potencialidades. Ocurre, por ejemplo, en las universidades, donde dos profesores funcionarios de la misma categoría cobrarán igual ya se dediquen a investigar o a jugar al golf. Cada seis años deben someterse a una prueba voluntaria y si no la superan sólo pierden la posibilidad de incrementar su sueldo en mil euros al año. Una pequeña anécdota que ilustra cómo se pervierten los incentivos para evitar el progreso.

john.muller@elmundo.es